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Cubierta de RIMAS (Gustavo Adolfo Becquer) Guadarrama 1956

RIMAS (Gustavo Adolfo Becquer) Guadarrama, 1956

Guadarrama
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Prólogo del poeta LUIS ROSALES.
Ilustraciones de Casajuana.

Bécquer es nuestro máximo poeta del XIX, tal vez el único. Sus versos siguen agitándonos hoy como agitaron los bucles y corazones del Romanticismo.

Por eso, cada generación ha tenido su especial edición de estas impe (... leer texto completo en Descripción).

Libro nuevo, sin uso, procedente de descatalogaciones, saldos editoriales y restos de stock.

Estado de Conservación: 4/5 (Bueno). Ver más detalles en Descripción.

Ediciones Guadarrama, Madrid, 1956.
Tapa dura con sobrecubiertas (Tapa dura). 13x17,5x1,6 cm. (Base x Altura x Grosor).
180 págs. mas cubiertas. Ilustrado. Blanco y negro.
REF: LF2304210031

Peso: 260 gramos.
2,95 €
Impuestos incluidos
Cantidad:

RIMAS (Gustavo Adolfo Becquer) Guadarrama, 1956

Ediciones Guadarrama, Madrid, 1956.

180 páginas más cubiertas. Ilustrado. Blanco y negro.
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubiertas.
Dimensiones (Base x Altura x Grosor): 13x17,5x1,6 cm.
Peso: 260 gramos.

RESUMEN

Prólogo del poeta LUIS ROSALES.
Ilustraciones de Casajuana.

Bécquer es nuestro máximo poeta del XIX, tal vez el único. Sus versos siguen agitándonos hoy como agitaron los bucles y corazones del Romanticismo.

Por eso, cada generación ha tenido su especial edición de estas imperecederas Rimas, recibiendo a su modo y a tenor de los aires reinantes sus bienhechores aromas. Donde desaparece su influencia —nos dice Rosales—, nace la confusión. Donde aparece Bécquer, se instaura el orden.

Nuestro deseo es que esta edición sea la de nuestra actual generación, tan pródiga en vates y versos. Por eso la prologa y presenta uno de sus poetas mejores, que en su nombre llama a Bécquer maestro para siempre.

INDICE:

Luis Rosales: Gustavo Adolfo Bécquer:.
Pág. 11.- El Poeta de mañana.
Pág. 20.- Bécquer, maestro para siempre.

RIMAS.

Pág. 29.- I.— Cómo se arranca el hierro de una herida.
Pág. 30.- II.— Yo me he asomado a las profundas simas.
Pág. 31.- III.— En la clave del arco mal seguro.
Pág. 32.- IV.— Los suspiros son aire y van al aire.
Pág. 33.- V.— Las ondas tienen vaga armonía.
Pág. 35.- VI.— Fatigada del baile.
Pág. 36.- VII.— Voy contra mi interés al confesarlo.
Pág. 37.- VIII.— Quieres de ese néctar delicioso.
Pág. 38.- IX.— Entre el discorde estruendo de la orgía.
Pág. 39.- X.— Como en un libro abierto.

Pág. 40.- XI.— Yo sé un himno, gigante y extraño.
Pág. 41.- XII.— Lo que el salvaje, que con torpe mano.
Pág. 43.- XIII.— Del salón en el ángulo oscuro.
Pág. 44.- XIV.— Alguna vez la encuentro por el mundo.
Pág. 45.- XV.— Saeta, que voladora.
Pág. 47.- XVI.— Cuando me lo contaron sentí el frío.
Pág. 48.- XVII.— Yo sé cuál el objeto.
Pág. 50.- XVIII.— Qué hermoso es ver el día.
Pág. 51.- XIX.— Cómo vive esa rosa, que has prendido.
Pág. 52.- XX.— Hoy, como ayer; mañana, como hoy.

Pág. 54.- XXI.— ¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas.
Pág. 55.- XXII.— Por una mirada, un mundo.
Pág. 56.- XXIII.— Será verdad que cuando toca el sueño.
Pág. 58.- XXIV.— Las ropas, desceñidas.
Pág. 60.- XXV— Cuando miro el azul horizonte.
Pág. 62.- XXVI.— Tú eras el huracán, y yo la alta torre.
Pág. 63.- XXVII.— Besa el aura, que gime blandamente.
Pág. 64.- XXVIII.— Antes que tú me moriré; escondido.
Pág. 66.- XXIX.— Tu pupila es azul, y cuando ríes.
Pág. 67.- XXX.— Nuestra pasión fué un trágico sainete.

Pág. 68.- XXXI.— Cuando en la noche te envuelven.
Pág. 70.- XXXII.— Este armazón de huesos y pellejo.
Pág. 71.- XXXIII.— Dos rojas lenguas de fuego.
Pág. 73.- XXXIV.— Dejé la luz a un lado, y en el borde.
Pág. 74.- XXXV.— Olas gigantes, que os rompéis bramando.
Pág. 75.- XXXVI.— Cuando volvemos las fugaces horas.
Pág. 76.- XXXVII.— Sabe, si alguna vez tus labios rojos.
Pág. 78.- XXXVIII.— Volverán las oscuras golondrinas.
Pág. 80.- XXXIX.— No digáis que agotado su tesoro.
Pág. 82.- XL.— Asomaba a sus ojos una lágrima.

Pág. 83.- XLI.— Mi vida es un erial.
Pág. 84.- XLII.— Sacudimiento extraño.
Pág. 88.- XLIII.- Si al amanecer las azules campanillas.
Pág. 89.- XLIV.— Dices que tienes corazón, y sólo.
Pág. 90.- XLV.— Al ver mis horas de fiebre.
Pág. 92.- XLVI.— Los invisibles átomos del aire.
Pág. 93.- XLVII.— Llegó la noche y no encontré un asilo.
Pág. 94.- XLVIII.— Fingiendo realidades.
Pág. 95.- XLIX.— Al brillar un relámpago nacemos.
Pág. 96.- L.— Hoy la tierra y los cielos me sonríen.

Pág. 97.- LI.— Yo soy ardiente, yo soy morena.
Pág. 98.- LII.— Cuando sobre el pecho inclinas.
Pág. 100.- LUI.— Sobre la falda tenía.
Pág. 102.- LIV.— Si de nuestros agravios en un libro.
Pág. 103.- LV.— Una mujer me ha envenenado el alma.
Pág. 104.- LVI.— Primero es un albor trémulo y vago.
Pág. 105.- LVII.— Como la brisa que la sangre orea.
Pág. 106.- LVIII.— Cuando entre la sombra oscura.
Pág. 108.- LIX.— Cuántas veces al pie de las musgosas.
Pág. 110.- LX.— Cendal flotante de leve bruma.

Pág. 112.- LXI.— No sé lo que he soñado.
Pág. 113.- LXII.— Espíritu sin nombre.
Pág. 117.- LXIII.— Despierta, tiemblo al mirarte.
Pág. 120.- LXIV.— Como guarda el avaro su tesoro.
Pág. 121.- LXV.— Cruza callada, y con sus movimientos.
Pág. 123.- LXV!.— Su mano entre mis manos.
Pág. 125.- LXVII.— De dónde vengo? El más horrible y áspero.
Pág. 126.- LXVIII.— Como enjambre de abejas irritadas.
Pág. 127.- LXIX.— Es cuestión de palabras, y, no obstante.
Pág. 128.- LXX.— De lo poco de vida que me resta.

Pág. 129.- LXXI.— Cerraron sus ojos.
Pág. 135.- LXXII.— Te vi un punto, y, flotando ante mis ojos.
Pág. 136.- LXXIII.— Pasaba arrolladora en su hermosura.
Pág. 137.- LXXIV.— En la imponente nave.
Pág. 141.- LXXV.— A qué me lo decís? Lo sé: es mudable.
Pág. 141.- LXXVI.— No dormía; vagaba en ese limbo.
Pág. 143.- LXXVII.— Me ha herido recatándose en las sombras.
Pág. 144.- LXXVIII.— No me admiró tu olvido! Aunque de un día.
Pág. 146.- LXXIX.— Porque son, niña, tus ojos.
Pág. 150.- LXXX.— Para que los leas con tus ojos grises.

Pág. 151.- LXXXI.— Es un sueño la vida.
Pág. 152.- LXXXII.— Podrá nublarse el sol eternamente.
Pág. 153.- LXXXIII.— Errante por el mundo fui gritando.
Pág. 154.- LXXXIV.— Flores tronchadas, marchitas hojas.
Pág. 155.- LXXXV.— Es el alba una sombra.
Pág. 156.- LXXXVI.— Negros fantasmas.
Pág. 158.- LXXXVII.— Yo soy el rayo, la dulce brisa.
Pág. 161.- LXXXVIII.— No has sentido en la noche.
Pág. 163.- LXXXIX.— Yo me acogí, como perdido nauta.
Pág. 164.- XC.— Quién fuera luna.

Pág. 165.- XCI.— Apoyando mi frente calurosa.
Pág. 167.- XCII.— Si copia tu frente.
Pág. 169.- XCIIL— La gota de rocío que en el cáliz.
Pág. 170.- XCIV.— Tu aliento es el aliento de las flores.
Pág. 171.- XCV.- Patriarcas que fuisteis la semilla.

ESTADO DE CONSERVACIÓN: 4/5 (Buen estado). (Desplegar para ver más detalles)

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2023-04-21

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